lunes, 4 de enero de 2016

no me acostumbro

Es que no me acostumbro, Lupita. 

Mira, ayer mismo. Bajé a comprar no sé qué, y justo enfrente de casa encontré un tiesto chiquitín con una planta mustia que alguien había dejado sobre el contenedor de basura. La típica de navidad, ya sabes. Ni lo pensé: me lo traje de vuelta, pulvericé las hojas con un poco de agua y lo dejé dentro, a ver cómo pasaba la noche.

Y esta mañana, al levantarme, lo primero que he pensado es llamarte para contártelo y que me digas cómo hacer para que no se termine de morir, y me he dado cuenta de golpe: no puede ser. Ahora no. Ya no. 

Y me he tomado el café sin ganas, y me he pasado luego un buen rato en el balcón mirando a la gente ir y venir y pensando en ti.



No me acostumbro a que no estés, Lupita. Abro el correo cada mañana esperando que haya un mail tuyo, repaso las noticias de ciencia para ver si tu expedición ha dado señales de vida, me paso las noches en vela mirando el cielo, imaginando que, estés donde estés, tú haces lo mismo, y que das media vuelta y pones proa a la Tierra, a casa. Pero cada mañana sale el sol y no hay noticias tuyas, y a mí me cuesta cada vez más estar sin ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores