lunes, 7 de septiembre de 2015

viajera

Entre misión y misión ha de pasar un tiempo, para evitar el deterioro físico producido por la ingravidez, y Lupita lo aprovecha a veces para viajar. Le gusta hacerlo sola, y un poco de incógnito: evita a los compatriotas y huye de los grupos turísticos. Para ella, lo importante es patear las ciudades, pasearlas, dejarse llevar de una calle a otra, y luego a otra más, perderse. Prefiere fotografiar a los gatos callejeros que los monumentos "obligatorios", y pasa más tiempo mirando escaparates o el reflejo del mar al final de una cuesta que haciendo cola en un museo.



De esos viajes vuelve siempre enfadada con esa gente absurda que se indigna por no encontrar colacao en el desayuno del hotel, o que busca en la carta de los restaurantes tortilla de patata o paella, aunque estén en pleno Shibuya. Toda esa gente que parece salir del país para reafirmarse en su certeza de que, como en casa, en ninguna parte. Ella, que sí sabe lo que es estar de verdad lejos de casa, no puede entender tanta ceguera. Así que, cuando regresa a la Estación Espacial, lo hace casi con alivio...

2 comentarios:

  1. he hecho tantas fotos de gatos callejeros estas vacaciones en portugal que esta lupita casi me ha dado miedo... O_O

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    1. yo fotos no tantas, pero no dejaba de buscarlos... y unos cuantos sí que vi

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