lunes, 16 de marzo de 2015

quimio

Lupita se mira en el espejo y se pasa la mano por el cráneo rasurado. Como Sigourney en la tercera de Alien. Cansada de que la miren, cansada de no querer parecer cansada. Cansada de ser fuerte, de hacer chistes de pelucas.

Piensa en una foto que vio anoche antes de venirse abajo, porque a veces el desánimo puede con ella, y quiere tener derecho a derrumbarse, a compadecerse y a llorar. Una típica imagen pornosentimental, de esas que suelen ponerla de mal humor: una niña en una cama de hospital, sin pelo y vestida de Wonder Woman. Ganarle a la enfermedad. Pelear.

Se acuerda de la otra vez que se rapó, hace ya su buen montón de años: botas militares, medias rotas, chupa de cuero y lápiz de labios negro. La cara de su madre cuando la vio así... eso no se le va a olvidar en la vida. Ni las dos bofetadas que le soltó. Pasó tiempo hasta que volvieron a hablarse.




Es casi la hora de salir. Habrá que ponerse el chaquetón, que empieza a refrescar y no faltaba más que eso. Wonder Woman,  princesa de las amazonas... ¿Las amazonas no se cortaban un pecho para poder disparar sus arcos?

Respira hondo antes de abrir la puerta de la calle. Aquí te quería yo ver, Diana Prince...

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