lunes, 23 de marzo de 2015

hominis nocturna

El ruido blando de la lluvia la despierta de madrugada. Apenas abre los ojos, se deja mecer en ese estado esponjoso en el que sueño y vigilia se mezclan y las ideas nacen liberadas de gramática. 



Piensa un momento en abrir la ventana para que los vampiros y otras criaturas de la noche puedan refugiarse, pero vuelve a dormirse casi sin darse cuenta. No llega a oír el aleteo húmedo en el alféizar.


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