Están los días Ana Karenina, de andén brumoso y abrigo de zorro blanco, y están esos otros días de tren bala en los que se siente veloz y letal, un poco Trinity y un mucho señora Peel. También hay días transiberianos, tediosos, y están esos otros en los que querría escuchar pasos en el techo del vagón, correr hacia la puerta y saltar de ahí al caballo sin pensarlo, huir al galope, internarse para siempre en territorio indio y no mirar atrás.
Desde muy pequeña, para Lupita las vacaciones y los trenes, la aventura y los trenes, lo desconocido excitante y los trenes, han sido siempre una única cosa. Y, de alguna manera, en su fantasear cotidiano sigue siendo así.
Y a Freud, y a Hitchcock, que les den.
Igual tiene algo que ver con que Lupita es una mujer de pocas ataduras y el tren es el único medio de transporte rápido en donde no hay que ponerse cinturón de seguridad??
ResponderEliminarquién sabe...
Eliminarpodría ser, sí...