lunes, 25 de febrero de 2013

pájaros...


Sentada en el parque, toma el sol tibio de febrero y come con apetito: dos tajadas generosas de pastrami, láminas crujientes de pepinillo, mostaza, pan tierno... su bocadillo preferido. Mastica despacio, disfruta de cada bocado. Mira a los pájaros que la rodean en busca de las migajas que caen al suelo; palomas mutiladas y urracas relucientes, gorriones despeinados, algunos loros de un verde sucio, grandes como gallinas...

Lupita los mira con inquietud creciente: cada vez son más y se siente un poco Tippi Hedren, pero enseguida lo piensa mejor y se acuerda de Parque Jurásico. Todos esos pájaros le recuerdan a los raptores: la manera de adelantar los hombros al avanzar hacia ella, cómo ladean la cabeza al mirarla, esa forma feroz de pelearse por cada migaja. 


Con cuidado, en silencio, engulle el último bocado y deja sobre el banco un trozo de pan como señuelo. Cruza los dedos y camina deprisa, más deprisa, sin mirar atrás...

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