lunes, 26 de marzo de 2012

doppelgänger

Lupita juega a veces a ingresar en el programa de protección de testigos. Imagina que nunca podrá volver a su ciudad costera. Imagina que cambió de peinado y de manera de vestir, y aún así mira de reojo en el metro, en el supermercado, en la cola del cine. Ha aprendido a disimular su acento y camina diferente a como caminó siempre, y algunas noches sueña que es quien dice ser, y no quien fue.


Mira por encima del hombro, vigila en los escaparates el reflejo de quien se detiene a su lado: teme que alguien pueda reconocerla...



El problema es que no consigue ya recordar su nombre anterior...

3 comentarios:

  1. Me gusta, viéndola contextualizandola en el relato, la sugerencia de camuflaje a traves del color... Está muy bien.

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