lunes, 7 de julio de 2014

the bitch is back

Lupita siente la camiseta pegada a la espalda por el sudor. El intercomunicador chirría: un aullido de ruido blanco, la agonía del ordenador central, que pierde el control de la nave y se hunde en la muerte electrónica.

Avanza despacio por el corredor parpadeante, alerta al menor movimiento. Le duelen los hombros y puede oler su propia orina, el metal recalentado, la descomposición. Allá al fondo algo se mueve. Un burbujear de carne blanda, el nervioso reptar de larvas hambrientas, una silueta que parece crecer, afirmarse, una sombra que se adensa y le devuelve la mirada, voraz y furiosa.


Lupita respira hondo. Enciende el lanzallamas. Avanza un paso, dos pasos.  

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