lunes, 17 de marzo de 2014

de papel

La joven Lupita adoraba la ceremonia de empezar a leer cada nuevo libro. Le gustaba sentirlo entre las manos, experimentar su peso y volumen, acariciar el lomo, el canto de las páginas, hojearlo y detenerse en un párrafo al azar, acercar la nariz y oler el aroma del papel. Las primeras líneas eran una puerta que se abría a otro mundo en el que pasaba las horas muertas, un otro mundo del que a menudo le costaba regresar para enfrentar la tarea cotidiana de hacer la cama, cenar verdura, ir a clase, rosa rosae... 

Hoy el tiempo apremia y los días se amontonan en semanas que corren, veloces, hasta acumularse en meses, y apenas si puede ya pararse a leer despacio, como antes; apenas si consigue escamotearle a la rutina diaria un rato para empaparse de aventura y escalar paredes de palabras, desplegar las velas y dejarse llevar a islas desconocidas... 



Echa de menos pasear por Barsoom y por Oz, añora al capitán Nemo, al doctor Watson, a Dorothy o a Ijon Tichy , que tanto la hizo reír...Y, eso sí, le encantaría pegarle una buena paliza al tal Grey. Por moñas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores