lunes, 13 de enero de 2014

el largo viaje

Lo peor de Marte es el polvo rojo, esa arena finísima que acaba impregnándolo todo y se acumula en cada rincón sin que pueda hacerse nada por evitarlo. Eso y el frío, claro.

Lo peor de la Estación Espacial, en cambio, es la sensación permanente de suciedad y de ahogo, ese olor espeso a metal y a sudor. Y el frío, también. Ese frío que una no se quita de encima nunca, ni siquiera enterrada entre mantas.



Lo peor del Largo Viaje, en cambio, es el silencio. Un silencio como nunca nadie ha sido capaz de imaginar. Ese negro silencio que convierte cada rumor en fragor y que hace imposible el sueño, un silencio de titán dormido que te hace consciente de cada respiración, del correr de la sangre por tus venas y del borboteo de la digestión. Un silencio gigante que te hace sentir pequeña y sola... tan sola, tan pequeña, que ya ni siquiera el frío importa... 

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