lunes, 27 de agosto de 2012

sangre

Muchos años después, Lupita recuerda todavía cada detalle de la catástrofe: el final del sueño de Xavier, el incendio que devastó el barrio gótico, ese momento en que la realidad se resquebrajó y cambió y todo se convirtió en otra cosa, en otro tiempo, en otro mundo. 

Conserva algunas fotografías del grupo, con esos uniformes que les hacían parecer a los Spandau Ballet del primer disco, y le gusta repasarlas de vez en cuando, asegurarse de que su memoria no se ha borrado, como ha ocurrido con la de todo el mundo. A veces sueña que esas fotos son lo único que queda de su recuerdos, y que se desvanecen hasta quedar en blanco, meros rectángulos de papel. A veces sueña que todo fue un sueño, y al despertar no sabe bien qué sueño soñó, qué fue real y qué no.


Ahora, en el tiempo libre que le deja su tarea de piloto en la línea de dirigibles transcontinentales, se dedica a rastrear a sus antiguos compañeros. Despacio, uno tras otro, los va localizando, y comprueba que aún late en ellos lo que los hizo especiales. Despacio, en silencio, prepara la Resistencia. Y sangra, ha vuelto la sangre a sus manos y a sus pies... Sangra y sabe que es una señal, que cada gota es un dígito de la cuenta atrás.

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