Lupita sale al balcón y contempla el cielo. Confía en que pasen pronto los primeros días de la primavera, tan fríos, para poder trastear con los tiestos: hay que trasplantar y hay que sembrar alguna cosa, hay que sanear la mayor parte de las plantas y hay que remover un poco la tierra aquí y allí, hay que organizarlo todo otra vez.
Los tulipanes no dan todavía señales de vida. Quizá el sol caliente más mañana.
Apoyada en la barandilla, fuma despacio y mira la ropa tendida en el balcón de enfrente. Mallas rojas y negras, como el guardarropa de un superhéroe.
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