A los pocos meses de abrir el blog, Lupita descubrió que no se sentía cómoda escribiendo determinadas cosas para que las leyera cualquiera, todos esos conocidos (o no tanto) que cada día entraban y dejaban comentarios, así que decidió abrir otro del que no contó nada a nadie y que no firmaba con su nombre. En él pudo desentenderse del pudor, pero conforme pasaba el tiempo la cosa se complicaba y le resultaba cada vez más difícil mantener un equilibrio de cuerda floja sin red. Lupita Hyde contaba y decía cosas que nadie relacionaría nunca con Lupita Jekyll, pero la barrera entre ambas se fue haciendo más y más frágil y las cosas se fueron complicando hasta que, en una catarsis pública y compartida en todas las redes sociales, las dos confluyeron en una Lupita única que no se avergonzaba de nada, una Lupita madura y valiente.
Todo fue bien un tiempo, pero un buen día, la catástrofe: su madre le pidió amistad en Facebook, y vuelta a empezar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario