No han dejado de verse en todos estos años, siempre en los mismos bares de su juventud: charlan, ríen, se cuentan sus cosas cotidianas y sus intimidades, porque con nadie más tienen esa sensación de confianza y cercanía. Les importa bien poco lo que hacen en su tiempo de trabajo, dejan a un lado lo que pueda suponer un conflicto, porque lo que cuenta es esa cerveza compartida, ese tiempo de conversación, la complicidad, la calidez de su mutua compañía.
Por supuesto, celebraron la admisión de Lupita como agente de campo, como habían celebrado unos meses antes que él fuera reclutado por la división de I+D de armamento: sin entrar en detalles y entre carcajadas y confidencias. En esas largas noches de cigarrillos compartidos y comida china sabrosa, HYDRA y SHIELD no son más que siglas que ninguno de los dos pronuncia, accidentes que quedan en segundo plano, esa rutina diaria de la que no se habla. Porque lo que importa es otra cosa...
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