Hay planetas en los que llueve metano desde un cielo incendiado de naranja, tormentas que duran semanas, meses, huracanes inimaginables que giran y aúllan durante cientos de años terrestres. Todo esto lo piensa Lupita sin saber por qué mientras contempla la lluvia desde el interior de la tienda y siente el aire húmedo que entra de la calle.
A su alrededor hay un hormigueo de chiquillas con miniminifaldas y miniminishorts que van y vienen, nerviosas, los ojos billantes, los labios muy rojos, que esquivan al segurata de uniforme gris y pelo gris y tez gris, aburrido hasta la extenuación, sin siquiera verlo, sabiéndolo fuera de lugar.
Lupita no lo duda más y sale a la calle, respira hondo y abre los brazos como quien va a echar a volar, se deja mecer por el viento... y vuelve a pensar en tempestades colosales, en la mancha roja de Júpiter... y en que no hay nadie allí para ver todas esas maravillas... Y sueña, otra vez sueña despierta, cosmonauta Lupita llamando a control de Tierra...
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