Sueño número 1: Una bandada de ciclistas hipsters baja por la acera, radiantes todos de felicidad, bronceados, atropellando peatones incautos a su paso. Lupita vengadora alarga sus manos para invocar el huracán definitivo que se los lleva, bicivoladores, somewhere over the rainbow, donde serán alimento de alacranes y babosas.
Sueño número 2: Lupita persigue por toda su casa a una polilla grande como un perro y del color del chocolate con leche. No le gustan tanto como los bichos-bola, que le producen una ternura de parvulario, pero le caen bien las polillas, tan raras, tan blandas y tan bien peinadas. Por fin, después de mucho aspaviento, la conduce hasta la ventana abierta y la ve luego alejarse, volar, hacerse pequeñita.
Se despierta temprano, contenta, y solamente recuerda la sensación de estar asomada a la ventana y un olor a rosas que se le cruza de un sueño número tres que no llegó a cuajar pero que ahí está, al acecho, por si una siesta.
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