Sé cuánto te gusta pasear y te imagino deambulando por la ciudad tomada, un poco aturdida quizá. Procurarás que no se te escape detalle, fotografiarás las piscinas vacías, los perfiles rotos del hormigón degradado. Las palmeras recortadas contra el cielo. Los automóviles abandonados en cualquier parte, abiertos, como si sus dueños acabaran de bajarse: nada tan desolador como esa imagen, ¿verdad?
Puede ser que te cruces con alguno de los Visitantes. Puede ser, por qué no, que incluso llegues a fotografiarlo. Cada vez se dejan ver más a menudo, cada vez son menos esquivos. Los vas a reconocer enseguida: piel aceitosa, manos palmeadas y unos ojos opacos, cansados. Han visto cosas tremendas esos ojos, Lupita... Cosas remotas y terribles. No les sostengas la mirada, si estás tan cerca como para hacerlo... No les sostengas la mirada si no te quieres extraviar en esa negrura...
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