lunes, 3 de diciembre de 2012

nunca más

Lupita quiso un día escribir poesía. Se sentía... se sentía, en fin, que no es poco.

Redactó unos versos sin rima, breves. Los leyó en voz alta. Paladeó las palabras, dejó que resbalaran por su lengua y que cayeran hasta el cuaderno abierto y las miró ahí, sobre el papel... muertas.



Arrugó la nariz, se puso las botas y se fue a la calle, donde viven las palabras. 

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