Los sonidos del frigorífico: un ronroneo metálico, un fórmula 1 que acelera, una granizada súbita de cubitos de hielo, el motor de un biplano que hace una pirueta en bucle hasta que de pronto tartamudea y se detiene en seco... caída libre.
Lupita, sentada en la cocina, escucha mientras abre otra cerveza fría. Con el primer sorbo, que es siempre el mejor, imagina un paisaje habitado por minúsculos y perplejos osos polares y atareados pingüinos mecánicos, iluminados por un eterno crepúsculo azul. Un paisaje no-frost de papel de aluminio y dunas heladas de gorgonzola...
"Vaya horitas...", se dice a sí misma. Sonríe...
Gran dibujo
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