De Lupita conservo una fotografía un poco Patrick Nagel y un mucho Sarah Connor, de cuando las fotos eran de papel y se guardaban, bien ordenaditas, en álbumes de cartón y celofán. Esos años, sí.
Con el tiempo, la he visto cambiar sin dejar de ser ella misma: pelo corto y pelo largo, rubia, morena, de luto riguroso o con medias de colores; lounge, pop, cuero negro, traje de ejecutiva, vaqueros rotos y camisetas de Sonic Youth... Pero la Lupita que recuerdo siempre, la que más me gusta, es esta Lupita un poquito macarra que bebía con nosotros tanques de cerveza y se sabía de memoria las canciones de Calles de fuego... A esa Lupita es a la que más echo de menos...
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