Después de cada poema levanto la vista del libro y dejo que se pierda entre los rostros que me rodean. Un respiro. Como quien limpia el paladar entre un vino y otro. Y se me ocurre que esto de leer poesía en el autobús debe ser cosa de la edad. Igual que lo del vino...
Si Lupita me viera, pienso, se tiraría al suelo y se mearía de la risa.
Si Lupita me viera, pienso, se tiraría al suelo y se mearía de la risa.
¡Me encanta, Paco! ¡Sigue así! :)
ResponderEliminar¡gracias!
Eliminarme encanta tenerte por aquí, ¿sabes?