Lupita, que conoce bien los peligros de la crononáutica, vuelve siempre que puede al mismo rincón, su particular punto inmóvil en el caos de las corrientes temporales. Sabe que es muy fácil para el temponauta perder la perspectiva y diluirse en una tormenta de realidades divergentes y posibilidades infinitas. Cuando decir "antes" o decir "después" carece de sentido, cuando cualquier nimio accidente genera un número imposible de futuros, se hace imprescindible un anclaje sólido, algo que proporcione sensación de permanencia.
En el jardín, bajo el magnolio viejísimo, Lupita se sienta en el banco de piedra gastada y lee Diarios de las estrellas. Siempre el mismo banco, la misma sombra, el mismo libro. Respira el aire cargado de olores vegetales, densos. Fuma un cigarrillo, bebe agua fresca de la fuente que hay justo ahí, a cincuenta metros. Disfruta del tacto áspero de la piedra, de la brisa que se va caldeando conforme la mañana avanza. El mismo banco siempre, los mismos olores, el mismo libro abierto sobre los muslos.
Se despereza, no piensa en nada. Bosteza con los ojos entreabiertos. Respira hondo.
Como un gato al sol.
Decir antes o despuès puede no significar mucho, pero decir "spoilers" ayuda mucho :P
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