Un momento antes no había nada. Ni siquiera se puede hablar de "antes", en realidad, porque tampoco el tiempo existía. Ni espacio ni tiempo: un punto de densidad infinita que contenía la potencialidad de todo lo que después vino, de lo que desde entonces ocurre y de lo que desde entonces podría haber ocurrido. De repente, de golpe, bum; una burbuja que crece y ya no hay, no puede haber, nada más.
Justo como cuando vi a Lupita por primera vez. La boca roja y húmeda, los ojos brillantes. La promesa de esas piernas cruzadas, el roce sinuoso de las medias, el vértigo de la piel blanca un poco más arriba... Antes de eso no había nada, ni podía haberlo. A partir de entonces, el tiempo empieza a desplegarse, múltiples futuros posibles. Y ninguno de ellos sin la alegría de Lupita.
Qué envidia me da Lupita algunos días :)
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