lunes, 30 de junio de 2014

arte

A Lupita no la vas a encontrar en un museo, eso también te lo digo... Ese hormiguear de gente en la ruta de quince obras maestras a piñón, foto para el álbum de las vacaciones y deprisita a otra cosa... Todo ese tumulto nervioso de lemmings no va con ella, que prefería, cuando todavía visitaba exposiciones, perderse sin rumbo fijo, saltarse lo obvio, descubrir maravillas escondidas.



No, Lupita hoy es más de vermut fresquito de barril y charlar con su gente a la sombra. 

lunes, 23 de junio de 2014

arqueologías

Lo peor de las mudanzas es la arqueología. Esa ropa vieja con olor a cieno. Esas novelas de esquinas arrugadas que uno se queda mirando sin atreverse a abrirlas. Cartas guardadas en paquetitos  y que sería mejor quemar sin leer... Vestigios incómodos.



Ay, pero las fotografías... Eso debe ser lo mejor. Y lo peor. Lo que más daño hace. Por ejemplo, esta misma: estamos todos, como en una película de los ochenta. Unos hablando con otros, aparentando arrogancia, fumando con descaro. O esta otra, todas las chicas juntas, riéndose, mirando a cámara con gesto que entonces quería ser seductor y hoy solo despierta  ternura. O esta otra: Lupita está en todas, pero en esta no hay nadie más. Con su camiseta de Dr. Who y el pelo revuelto, tiene la mirada perdida, seguramente no se da cuenta de que la están fotografiando. Sonríe con esos labios que siempre llevaba pintados de rojo cereza. Imagino que está pensando ya en los siguientes años, en su futuro, que ahora es mi pasado sin ella: la Academia Espacial, los vuelos de prueba, la Estación Orbital, el Largo Viaje...

Lo peor de las mudanzas es la arqueología. Discos que ya no suenan, el polvo petrificado en los surcos. Gente que se fue y de la que ni el nombre se recuerda, a pesar de las promesas de amistad eterna. El vértigo de la caída libre y ese vacío que no hay manera de llenar...

lunes, 16 de junio de 2014

te espero

Son cosas que no sé bien cómo decirte, Lupita... Sí sé que, si estuvieras aquí, te lo diría al oído: voy a esperarte hasta que aprendas a volar, o hasta que vuelvas de Marte... 



Con una copa de vino blanco bien frío. Pero que te quede claro: yo te espero el tiempo que haga falta.

lunes, 9 de junio de 2014

happiness


Comer cerezas maduras en el balcón y escupir los huesos como una niña chica. 

Respirar hondo después de la tormenta.



Beber cerveza fría mientras se retiran las nubes. Esperar la noche...

lunes, 2 de junio de 2014

la flecha del tiempo

Durante años, Lupita fue testigo del viaje en el tiempo de su madre, que retrocedió despacio hasta la niñez y más atrás aún, hasta apagarse en silencio como se apagan a veces las estrellas, colapsadas al final de un túnel sin camino de vuelta. 


Cuando todo pasó, decidió embarcarse en su propia travesía temporal, hacia el futuro: programó la Máquina para saltos progresivamente más largos que le permitieron ser testigo de la expansión de una humanidad efervescente por todo el sistema solar y de su larga decadencia posterior. Contempló el lento crepúsculo del Sol y su transformación en gigante roja, y asistió a la extinción de los últimos transhumanos, que le devolvían una mirada alienígena y pavorosa. 

Avanzó más y más adelante en la flecha del tiempo hasta desembocar en una desolación helada, un cielo sin estrellas, el triunfo de la entropía. Más y más adelante, hacia el improbable, mudo final... con tal de huir y no volver la vista atrás.

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